Museo a cielo abierto de San Miguel: Epicentro mundial de muralismo y graffiti

Roberto Hernández, gestor cultural de la comuna de San Miguel, declara sufrir una especie de daltonismo que le dificulta categorizar los colores. Sin embargo, él junto a David Villarroel, antagónicos en apariencia, como el lado A y lado B de una nueva guerrilla cultural, son los encargados de organizar un nuevo modo de vivir el barrio, un barrio que de la mano de grandes grafiteros y muralistas se ha convertido hoy en un museo de puertas abiertas: se trata de la población San Miguel y del Centro Cultural Mixart, del que Roberto y David son responsables.
San Miguel es una comuna emblemática para Chile, no solo fue el telón sobre el que se dibujó la infancia dePedro Lemebel y Los Prisioneros, sino que el año 1988 fue escenario de una de las concentraciones pro-democracia más grandes de la historia, un millón de personas se reunieron –en Departamental-, a exigir un plebiscito que pusiera fin al largo período de la dictadura. Hoy, más de una veintena de enormes muros se levantan en colores, dando a una ciudad que parecía apagarse, un nuevo pulmón de unión comunitaria y arte que se enciende no sólo para Chile, también para el mundo.
Nos encontramos con Roberto y David en Mixart, sede del centro cultural a cargo de este proyecto.
-¿Cuál es el germen de esta propuesta de arte al aire libre?

DV: Lo principal fue el tiempo, teníamos tiempo libre, nos juntábamos a conversar cómo mejorar nuestro entorno y nuestra calidad de vida, aquí en la población. Yo, paralelo a eso, ya estaba en actividades sociales, culturales, y había pintado murales, así que ya estaba la idea de pintar un mural; Roberto es más soñador y pensó en todos los departamentos.
-¿Cómo fue el proceso de encontrar apoyos?

DV: El hecho de vivir en la comuna, el apoyo de la familia, todo detonó en una red de contactos y amigos. Luego buscar apoyo en la comunidad fue un poco más complicado, porque había gente que veía un mural como algo que podía estigmatizar la población con lo político o con lo narco.

RH. Hubo también gente que no se oponía, pero que no quería apoyar porque no entendían el cómo se estaba gestando el proyecto, pensaban que lo mejor hubiera sido pintar los edificios de un solo color, sin murales. El tema es que acá se estaban comprometiendo fondos específicos al arte y la cultura, no son fondos de subsidios o de empresas, y en eso estuvo el conflicto. Ahí está la diversidad, son distintas visiones.
DV: Hubo que decidir quiénes realmente tenían que resolver si se pintaba o no su muro, si el edificio completo o las personas que estaban directamente afectas al muro. En un momento se decidió por alcaldía que sólo se pidieran las firmas a la gente involucrada directamente, y eso disminuyó de 400 a 100, pero de todos modos entre esos 100 apareció uno que no quería. Esos muros no están pintados. Hay algunos que se van a pintar pronto.
-¿Cuál ha sido su relación con el Municipio? Vimos en algunas entrevistas que hace un par de años el alcalde de San Miguel prometía áreas verdes para complementar este Museo ¿Han existido avances?

DV: En la esencia del Museo, estamos los dos, Roberto tiene la diplomacia, lo que yo no tengo, él dialoga, a mí me gustan las respuestas exactas, si es negro es negro, Roberto llega a los matices. Él tiene la paciencia de esperar y esperar. Hace dos años corre esa promesa, está en Youtube. Junto a eso, corre el rumor de que va a pasar el Transantiago y que expropiarían esos terrenos, por lo que se dice que no se haría un parque. Pero también dicen que si se hace un parque, se puede exigir al Transantiago, al momento de expropiar, la entrega de otro. La política es lenta, estanca un poco los compromisos.
RH: Nosotros deberíamos decirle a la comunidad que estamos en los murales, los eventos culturales, pero que es el Municipio quien está a cargo de las áreas verdes, porque escapa a nuestras manos, esto necesita más organización. Nosotros hemos sido voceros de ellos, eso ha sido frustrante, es parte de las alianzas que se hacen. Hoy, sin haber un problema real, porque no nos han cortado las manos, para nada, tenemos un apoyo que es muy bien evaluado, por lo que algo tan simple no debiera ser tema, pero igual hay un poquito de insatisfacción. Hacerlo es muy simple, ganamos todos, gana la población, gana el Museo, gana el alcalde.

-¿No es estratégico el sector para la alcaldía?

DV: A esta comuna le quedan, creo, dos poblaciones, el resto son condominios o casas particulares. Somos donde más votantes hay reunidos, es un sector importante, y no solo para la comuna, hoy nos conoce gente de todo el mundo, saben de nosotros en China, en Europa, en Estados Unidos, en todo Chile.
-¿Cuál es la idea con que Mixart ve el arte dentro de la población San Miguel?

RH: Estos cabros chicos, los nuestros, los de los vecinos, se van a criar en un ambiente que nosotros no tuvimos. Van a tener una escuela, un recordatorio diario de las cosas geniales que hay afuera. Yo he vivido toda mi vida acá, 45 años, y me acostumbré a ver los edificios grises, llenos de afiches, rayados, a tener escombros en Departamental… aun así las cosas han estado bien, siguen funcionando, hay donde llegar; entonces, sin darnos cuenta, el hecho simple de decir que hagamos murales en la población gatilló una serie de nuevas posibilidades. Hoy día ya no se trata de embellecer la población para que esté más linda, que esto propicie más limpieza u otras mejoras, sino que nuestros hijos se van a criar en un ambiente distinto al nuestro, hemos cambiado una realidad, aunque sin querer: la modificamos.
-Los muralistas y grafiteros que han dejado su huella en San Miguel son de los más connotados en el ámbito mundial, nombrando a ROA, que tiene murales en Nueva York, en Varsovia y ahora en San Miguel ¿Cómo llegaron a él?

DV: Roa vino a Chile una semana, venía por casualidad o por un llamado de la energía. Él tenía que ser padrino de una guagua en Valparaíso. Como el mundo del muralismo y el grafiti es pequeño, hay muchos artistas de aquí que ya tienen una connotación internacional, alguno de esos artistas le comentó, estando en Europa, al Mono González que este artista venía. Así empezamos a averiguar, él enganchó, lo fuimos a buscar. Roa estuvo tres días en la población, en esos tres días pintó un caballo, ese también fue un proceso difícil. Este proceso nos hizo entender que el Museo ya no nos pertenece, ni a nosotros como centro cultural, ni a la población.
Roa envió tres bocetos, si uno ve su arte, no es fácil para una persona de población ver animales muertos en sus paredes, ese es el arte de Roa, tiene mucho que ver con la vida y la muerte, y con la opresión que viven los animales, el dolor. Dos edificios rechazaron el boceto, porque era muy gris, o porque era muy fuerte. Roa tampoco interviene los fondos, los deja tal cual, entonces los vecinos esperaban que alguien llegara a terminarlo. Acá te das cuenta que esto va más allá, que es algo más grande que un proyecto de una población, llegamos a un nivel en el que estamos al nivel de grafiteros mundiales, esto porque los grafiteros y muralistas que están con nosotros en Chile, son de primera.
-¿Cómo toca lo que ustedes están levantando en San Miguel al resto del país?

RH: Rompimos un circulo vicioso, logramos demostrar que se podía, que no era difícil. Un círculo vicioso maldito de las poblaciones antiguas, aún peor las nuevas, con la nueva ley de copropiedad, con esa ley hubiera sido imposible hacer las actividades musicales que hicimos, no hubiéramos podido hacer los murales. Eso es un tema, en la población no solo tenemos la historia, una historia de 50 años, sino que también una facultad que muy pocos hoy día gozan y no la sabemos aprovechar, porque la ley de copropiedad si bien es para todos, nosotros no nos basamos en eso, hay otro nivel de libertad, capacidad de interactuar. A pesar de eso estábamos permitiendo que todo siguiera igual. El Museo es un ejemplo del ímpetu, de la paciencia, de que unos pocos con paciencia y sin rendirse pueden romper un círculo vicioso.
-¿Qué es lo que viene ahora?

RH: Complementar todo este trabajo, y ojalá ser tomados como ejemplo, no por un tema de ego, por un tema de sensatez: hay tanto que se puede hacer en lugares como el nuestro, y el tema no es complicado, hay que ser paciente no más. La población nunca va a ser lo que era, nunca más, todo lo contrario, es como una bola de nieve que no debiera parar. Ahora hay que pintar los edificios, hacer mosaicos en las plazas, esto no tiene que parar, nuestra población yo creo que va a ser la más linda de Chile.
DV: Hoy queremos tener un espacio multicultural, tener teatro, cine en la población. Nosotros queríamos emular la idea que habíamos visto en otros lugares. El nombre es un centro cultural que existía en Francia, un edificio okupa que luego tuvo mucho apoyo y que toda la semana tenía una cartelera, eso queremos hacer acá. Los murales han sido la mejor excusa, y hemos traído pasacalles, música. Nuestra idea es todo hacerlo de la mejor calidad.

Créditos: Amanda Durán y Hernán Giurastante| El Ciudadano

Museo a Cielo Abierto de San Miguel

En avenida Departamental, entre Autopista Central y calle Gauss, existe un museo, pero en éste las obras no están colgadas en paredes; son las mismas paredes de edificios y casas en donde se plasman murales que se roban la atención de los transeúntes. Estas piezas dan vida al Museo a Cielo Abierto de San Miguel, una colección de obras de artistas callejeros. Es una forma de embellecer el espacio y convertirse, además, en un punto de atracción turístico y cultural.

En 2009, David Villarroel y su concuñado, Roberto Hernández, decidieron mirar la población San Miguel con otros ojos. La habían visto cientos, quizás miles de veces, pero un día recorrieron el conjunto de casas, preguntándose qué podían hacer para mejorar el aspecto del barrio. Fue así como, paseando por las calles de la villa, comenzaron a planificar cómo inundar de color las paredes. “Nos fijamos en unos pequeños diseños de letras e imágenes típicas de los grafiteros que aparecían cada cierto tiempo. David me planteó que le gustaría poder hacer murales. Yo lo empecé a seguir en la conversación porque aquí tenemos edificios, tenemos muros y salimos a recorrer”, cuenta Roberto.

Lo primero que pensaron fue en intervenir la muralla lateral del primer piso de un edificio. Fue así como empezaron a dar forma al proyecto Museo a Cielo Abierto en San Miguel, iniciativa que consiste en pintar diez murales en las paredes de los blocks que dan a avenida Departamental, en la villa San Miguel, en la comuna del mismo nombre. Pidieron autorización a los vecinos de los departamentos cuya pared exterior quedaría bajo la pintura y todos estuvieron de acuerdo.
Entusiasmados, llegaron a la Municipalidad de San Miguel con una invitación para el alcalde, Julio Palestro. “¿Le gustaría ser parte medular de esta volada?”, le dijeron. No sólo consiguieron el patrocinio de la municipalidad para el proyecto, sino que también ofrecieron su compromiso de ayuda en la mantención del sector en orden y limpio.

¿En qué está el Museo a Cielo Abierto de Valparaíso?
La Universidad Católica de Valparaíso se encarga de mantener el Museo a Cielo Abierto de Valparaíso. Cuidan los murales y el entorno, como las murallas aledañas y las áreas verdes, donde trabajan en conjunto con la Municipalidad de Valparaíso. “Es importante entender que la restauración va mucho más allá de las puras obras, porque si no, es como si colgaras cuadros en un baño público. Hay que velar por la durabilidad y hay muchos factores ambientales que inciden”, explica Paola Pascual, curadora del museo. Para que la propia gente se involucre en el cuidado de su museo, se creó el proyecto “Vecinos guía”, que consistió en la capacitación de tres vecinos del sector como guías del lugar. Así es como esperan prolongar en el tiempo la existencia de este museo.

Manos a la obra
Tras la realización de los primeros murales, Roberto y David crearon el Centro Cultural MixArt, para poder postular a fondos públicos.
Se contactaron con la ONG Nodo Ciudadano, encargada de contactar a los grafiteros o muralistas y que no necesariamente deben habitar en la comuna, puntualiza Víctor Bravari, director general de la ONG. De hecho, también se han invitado a artistas de regiones, como Charquipunk y La rovocdemaderade Valparaíso. También participó Julien Maland, un artista urbano francés. Otros participantes son Gesak, Aislap, 12 Brillos, Inti, entre otros. En total son 14 los artistas que han pintado los murales que forman parte de este museo. Ellos se juntaron con Alejandro “Mono” González, destacado muralista que pertenecía a la Brigada Ramona Parra, quien es el director artístico del museo.

El año 2010 aún no conseguían el financiamiento necesario para llevar a cabo el museo, entonces se les presentó una oportunidad: “Se activó una línea Bicentenario en el Fondart, cosa que nunca había ocurrido, fíjate el destino. Era para propiciar proyectos que permitieran celebrar de buena forma todo lo que era el Bicentenario”, cuenta Roberto. Postularon a ese fondo en 2010, donde consiguieron $73 millones, dinero que se utiliza para comprar las pinturas, arrendar andamios y otros gastos necesarios para la gestión.

Pintando un nuevo espacio

Otro de los artistas es Gustavo Salazar, quien además vive en la población. “Se estaba echando a perder el barrio. El museo está cambiando todo el perfil de la zona, o sea, le dio un nuevo aire, le cambió la cara”, es una de las cosas que este grafitero destaca del proyecto.

Gustavo dice que sus vecinos están felices, se entusiasman con la idea de descubrir el diseño que se plasmará en la pared. “De repente uno está pintando y llega la gente sola. Te preguntan: ¿Van a pintar mi block? ¿Cuándo? ¿Por qué no lo han pintado?. Ahí se nota la diferencia. A la gente le gusta, quiere”, agrega.

Alejandro “Mono” González considera que otra de las finalidades del museo es reunir a pintores urbanos disgregados por la ciudad. Este muralista postula que la ciudad misma es un gran museo a cielo abierto: “Hay que recorrer Santa Rosa, entre el [Persa] Biobío hasta Vespucio y verás murales y grafitis. La Villa Francia, La Victoria. Provincias como Valparaíso, Concepción, Antofagasta. Cada espacio ocupado con su identidad, sólo que acá está organizado y será perdurable”.

La amenaza al arte callejero

Como las obras están expuestas al aire libre no se puede saber cuánto durarán. Lo que se hace en este caso, y para lograr que los murales duren, es reparar y estucar los muros, poner un sellante que impide el paso de la humedad. La pintura que utilizan contiene poliuretano, que la hace más resistente a las temperaturas. “El grafiti es así, puede durar una vida o una hora, o sea, puede venir alguien esta noche y rayártelo entero o puede que no te lo toquen nunca”, comenta Gustavo. Dice que si un trabajo gusta y se considera bueno, va a permanecer más tiempo sin ser estropeado. Con respecto a este museo, Gustavo cree que lo más probable es que se mantenga, que se cuide, sobre todo un proyecto tan grande, gigante.

Con respecto a la conservación por parte de la municipalidad, el alcalde Julio Palestro cuenta: “Mantenemos una política de cuidado y limpieza de la comuna. Se espera implementar jardineras a modo de embellecer aún más el sector”. En este caso, la gente los puede tocar y sacar fotos. Existe una interacción mayor de las personas con las obras.

Hoy, los diez murales que Roberto y David visualizaron el año 2009 ya se realizaron. El dinero fue reasignado por los organizadores para que el museo alcance 2.000 m2, lo que equivale a 25 murales; 25 muros de casas de la villa San Miguel.

Créditos: Claudia Pino | kmcero.reactor.cl

 

 

Museo a cielo abierto: Identidad y memoria local en San Miguel

Fotorreportaje

por Sebastián Escobar y Cristóbal Cortés.

El barrio que rodea el paradero 12 de la Gran Avenida tiene un vínculo histórico con la cultura, la música y las letras. Entre esas calles vivió Miguel Tapia, baterista de los Prisioneros, y el escritor Pedro Lemebel, quien dedicó varias de sus crónicas a retratar la vida de este barrio: la pobreza, la exclusión y el trabajo mancomunado de sus pobladores.

Durante los últimos años, la identidad del barrio vive un nuevo momento, que reivindica su memoria e historia local y que reafirma un fuerte sentido de pertenencia que sigue forjándose día a día.

Por el año 2009 comienzan las primeras conversaciones entre los vecinos que lideraron el proyecto. Tenían la idea de cambiar el entorno de la población con una galería de murales gigantes que cubrieran los muros ciegos de sus blocks. Para poder obtener financiamiento y lidiar con las formalidades legales, crearon el Centro Cultural Mixart y el año 2010, en articulación con varias otras organizaciones, presentaron al Fondart el proyecto del Museo a Cielo Abierto de San Miguel.

El proyecto ha sido un espacio de encuentro, participación y organización comunitaria en torno a su relación con el arte. Los artistas se alojaron en la población y compartieron con los vecinos durante la ejecución de sus obras. En ese diálogo, los vecinos aprobaron colectivamente los bocetos realizados por los artistas.

Fue así como se dieron cita a grafitteros y muralistas de talla mundial, generando también una síntesis artística que pocas veces se apropia de la ciudad. Sin ir más lejos, en la dirección artística del proyecto está la brocha del “Mono” González, insigne exponente del característico diseño de las Brigadas Muralistas Ramona Parra.

Al pasear por el Museo a Cielo Abierto, gozamos al reconocer en los murales la vida cotidiana del barrio. En los murales aparece la feria de la calle Tristan Matta y Los Prisioneros retratados en la misma población. Son obras vivas, que vemos que condensan la historia y los sueños de los vecinos, pero que creemos que expresan una identidad que no se inicia ni se acaba en esos muros.

Para mayor información, pueden visitar www.museoacieloabiertoensanmiguel.cl o www.mixart.cl. Pero la mejor recomendación es ir a caminar por entre los murales.

 

 

Crédito: Revista Entorno

“Museo a Cielo Abierto en San Miguel Escenario cultural ubicado en Santiago, CHILE”

Publicado el: 26/2/22 por Zona Bogotá DC

Descubriendo el Museo a Cielo Abierto en San Miguel “Muralismo y graffiti al aire libre con murales urbanos enormes de artistas conocidos y emergentes” ubicado en Santiago de Chile

De visita por el Museo a Cielo Abierto en San Miguel, reconocida colección de sesenta y cuatro murales de gran formato localizados en la comuna de San Miguel, al sur de la ciudad de Santiago de Chile y suman más de 6000 m² (Metros Cuadrados) de pinturas de gran formato en la vía pública, mezclando el muralismo y el graffiti.

NOTA redactada por www.zonabogotadc.com | NO COPIAR
Estas obras fueron llevadas a cabo en los muros ciegos de los departamentos ubicados en las calles avenida Departamental, calles Tristán Matta y Carlos Edwards, entre avenida José Joaquín Prieto Vial y calle Gauss, en la comuna de San Miguel, incluyendo varios murales de menor tamaño en sedes sociales, casas, panderetas y kioscos., este proyecto muralista participativo fue y ha sido desarrollado por el Centro cultural Mixart constituido por vecinos y familias residentes de la misma villa.

DESCUBRIENDO MÁS DE ESTE MUSEO AL AIRE LIBRE…

Las líneas temática originales de estos murales eran la celebración del Bicentenario de Chile y el rescate de la memoria local con temas como el pueblo mapuche, el pueblo chilote, toda América Latina, un destino cultural recomendado, Derechos Humanos, las ferias libres, y la literatura chilena. A contar del mural 11 los temas de cada mural son decididos por los artistas, Todas las obras se realizaron con autorización de los vecinos y el apoyo solidario de 130 artistas la mayoría chilenos y unos pocos extranjeros.

Museo a Cielo Abierto: Construyendo Identidad por Santo Tomás

DETALLES, Ubicación y Contacto del Museo a Cielo Abierto en San Miguel

DETALLES…
ESTADO:
TIPO: Privado
TEMA: Museo comunitario (Arte)
– INAUGURACIÓN: | 2010
– HORARIOS – OPEN HOURS (Consultar posibles cambios de horarios a través de su CONTACTO):

– TARIFAS:


►👥 CONTACTO – SITIO WEB – REDES SOCIALES
SITIO WEB: www.museoacieloabiertoensanmiguel.cl/
| Idioma del S.W.:
-TÉLEFONO: 0
-CORREO ELECTRONICO: www.museoacieloabiertoensanmiguel.cl/contacto/
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►🌎 UBICACIÓN Museo a Cielo Abierto en San Miguel…
– CONTINENTE: AMERICA DEL SUR
– PAÍS: CHILE
– CIUDAD: Santiago
– DIRECCIÓN: Av. Departamental 1390, San Miguel, Región Metropolitana, Chile

► MAPA DE REFERENCIA ¿CÓMO LLEGAR?:

CONOCIENDO MÁS A FONDO EL PROYECTO**

El interés de los residentes y la necesidad de detener y eliminar el deterioro que los edificios de la población San Miguel, producido por décadas de contaminación que generaban los rayados y afiches que se habían apoderado del sector, fueron el motor de esta iniciativa ciudadana que el Centro cultural Mixart hizo suya y en la cuál han trabajado pacientemente a través de ocho años para transformar el vecindario en un verdadera galería de arte público y visitantes de acceso y entrada gratuito, sin restricciones de días y horarios para el disfrute de la comunidad en pleno, los transeúntes y visitantes y turistas nacionales e internacionales del destino cultural.

En la actualidad el museo en día el proyecto gran museo a Cielo Abierto en San Miguel se ha transformado en la mayor expresión colectiva de arte callejero en Chile, en el cual comparten escenario y se entremezclan las técnicas del MURALISMO y GRAFFITI con obras originales desarrolladas por los principales presentantes nacionales e internacionales, consagrados y emergentes, quienes aceptaron asimismo que sus creaciones estuvieran previamente validadas por los vecinos residentes de cada muro lo que le agrega un plus de colaboración único y que asimismo permite generar un enfoque de pertenencia con el mural y su entorno.

“Quedan cordialmente invitados a descubrir y explorar este museo el trabajo efectuado y disfrutar de esta maravillosa obra con murales gigantes de 85 mts2 c/u y que a Enero del 2019 envuelve más de 6.000 mts2 de arte en la población San Miguel, en la comuna del mismo nombre.”

NOTA de Información general de consulta compilada por el grupo Zona Bogotá DC 2022 – 2023 en base a recuerdos de visitantes y referencias anexas (No existe relación alguna con el anterior MUSEO)

Crédito: Zona Bogotá DC

Ministra Valdés lanza convocatoria para el Día del Patrimonio 2019 e inaugura mural en el Museo a Cielo Abierto en San Miguel

La secretaria de estado encabezó la ceremonia donde se descubrió un mural en homenaje a los 20 años del Día del Patrimonio Cultural (DPC), cuyo lema es “Juntos Hacemos Patrimonio”. Además, realizó un llamado a las instituciones públicas y privadas a inscribir sus actividades entre el 20 de marzo y el 22 de abril, en la página web www.diadelpatrimonio.cl.

Hoy se dio el puntapié inicial a una nueva versión del Día del Patrimonio Cultural (DPC), que en este 2019 celebrará sus 20 años los días 25 y 26 de mayo, con el propósito de que más personas puedan participar de esta fiesta considerada una de las más importantes de Chile.

El Día del Patrimonio Cultural es un hito nacional que desde 1999 promueve la toma de conciencia sobre la importancia de nuestro patrimonio como símbolo de identidad, fomentando su conocimiento y respeto, y que permite a la ciudadanía el acceso a las diversas manifestaciones de nuestro acervo cultural. En 2018 hubo 1.500 actividades en todo el país y asistió casi un millón de personas.

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, destacó que “el año pasado fueron cerca de dos mil actividades que se realizaron en distintas partes de nuestro país y este año serán muchísimas más, sobre todo con los testimonios de los Tesoros Humanos Vivos que van a manifestarse con su talento, acervo y herencia que tienen en música, poesía, artesanía y en tantas otras expresiones culturales. Es por esto que hago un llamado a todas las instituciones a que se inscriban a través de la página web y puedan ser partícipes de esta gran fiesta ciudadana que le pertenece a todos los chilenos”.

“Este año queremos dedicarlo al patrimonio cultural inmaterial, porque Chile se adhiere a la convención de la Unesco y también se va incluir como concepto la nueva ley de patrimonio que muy pronto entrará al Congreso”, agregó la secretaria de Estado.

Las instituciones públicas y privadas que quieran participar de esta nueva versión deberán clasificar en las siguientes categorías: apertura de edificios, charlas o talleres, muestras o exposiciones y rutas o recorridos.

Asimismo, quedan abiertas las inscripciones para ser voluntarios del DPC, a través del Instituto Nacional de la Juventud.

“Juntos Hacemos Patrimonio”

En el Museo a Cielo Abierto de San Miguel, donde 60 murales gigantes de 85 m2 de gran calidad y reconocidos internacionalmente, embellecen y dan vida a los muros de los edificios desde hace 9 años, la ministra Valdés dio a conocer las características del DPC 2019, cuyo lema será “Juntos Hacemos Patrimonio”. La ministra estuvo acompañada del subsecretario del Patrimonio Cultural, Emilio de la Cerda; el director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, Carlos Maillet; el alcalde de San Miguel, Juan Sanhueza; y el presidente del Centro Cultural Mixart, Roberto Hernández, así como vecinos de la zona.

En la ocasión, y con el propósito de dejar algo permanente como legado de los 20 años del Día del Patrimonio Cultural, se descubrió un nuevo mural, elaborado por el muralista Patricio Albornoz (Ecos) y apoyado por los artistas Dlirio, KMR y Loretoasí como los propios habitantes del lugar y los niños de la Escuela Básica Villa San Miguel, que esta misma mañana dieron los últimos toques al mural.

El mural, realizado en seis días con esmalte al agua, aerosol y que recurre también a la técnica del mosaico de cerámica, representa a una niña, en referencia a las pintoras callejeras y está dedicado al cuidado de nuestro acervo cultural. “La familia está simbolizada con el nido y lo que pinta la niña, en el fondo, es borrar el deterioro con una esperanza de un lugar mejor. Este es un regalo para la gente que goza de este Museo a Cielo Abierto y que pintamos con mucho cariño como pintores callejeros”, comentó el muralista, de larga trayectoria en el arte callejero.

Crédito: Servicio Nacional del Patrimonio Cultural

«Cómo el arte salvó a una población entera de perderse en el abandono»

Escrito por: Marco Fajardo.

Publicado en El Mostrador.

Cincuenta años después de su fundación, un barrio periférico era presa del abandono y el acoso de las inmobiliarias. La creación de enormes murales que ya gozan fama mundial no sólo salvó el lugar, sino que contra lo que sucedía antes enorgulleció a los vecinos de vivir allí, gracias al arte de más de 70 artistas de Chile y el mundo.

Cincuenta años después de su fundación, un barrio periférico era presa del abandono y el acoso de las inmobiliarias. La creación de enormes murales que ya gozan fama mundial no sólo salvó el lugar, sino que contra lo que sucedía antes enorgulleció a los vecinos de vivir allí, gracias al arte de más de 70 artistas de Chile y el mundo.

A fines de 2009, la población San Miguel de la comuna homónima del sur de Santiago –un conjunto de casas y edificios de departamentos que datan de 1960- estaba hundida en el abandono.

El espacio público –las plazas, las veredas- quedaron a merced de los chicos con consumo problemático de drogas. La gente dejó de pintar sus casas. Y las inmobiliarias miraron con cada vez más apetito el lugar, situado cerca del metro Departamental y al lado de la Panamericana, un barrio de seis mil personas que con la construcción de nuevos edificios por medio podían vivir hasta treinta mil.

Fue en ese ambiente, en 2009, que un grupo de vecinos se reunió a conversar el tema. Y después de un buen tiempo quejándose y esperando una ayuda del municipio o el gobierno que nunca llegó, decidió tomar el destino en sus manos.

Y de la mano del arte –el graffiti, el muralismo- lograron literalmente salvar el barrio, nada menos que con la creación del Museo a Cielo Abierto San Miguel, materializado en más de una treintena de murales en sus edificios, muros y kioskos con obras de artistas de Chile y el mundo, que hoy son admirados por visitantes de todos los orígenes.

Hubo obstáculos, claro: la ausencia de organizaciones barriales, primero; la desconfianza de los vecinos ante la iniciativa, luego (muchos rechazaban el muralismo por político), y más adelante los escollos propios de poner en práctica una iniciativa, con desavenencias como las que hubo con la ONG Nodo, uno de los socios iniciales.

Pero resultó. Allí está. Antes la gente evitaba decir que era de la población San Miguel, porque decían que allí se vendía droga. Hoy los vecinos lo dicen con orgullo: “Sí, somos de la población de los murales”. Lo cuenta Roberto Hernández, nacido y criado acá, y uno de los gestores de la iniciativa.

“Un lunar”

“Un lunar”: eso era antes la población San Miguel, un barrio humilde en medio de la “Nueva Providencia” que intentó crear la Concertación en los alrededores del metro El Llano, llenando de modernos edificios la comuna.

El barrio nació en 1960, como obra del Servicio de Seguro Social. Allí se instalaron en gran medida trabajadores de Madeco y Mademsa, cuando de Departamental al sur solo había potreros.

Hernández cuenta que la vida comunitaria fue especialmente fuerte hasta la época de la UP, cuando la polarización política también se instaló en el lugar. Tras el Golpe militar, solo se mantuvieron los centros de madres (CEMA) como organizaciones barriales, y algunos clubes deportivos como el Tristán Matta.

La democracia llegó sin pena ni gloria, muchos habitantes se fueron y llegaron nuevos arrendatarios, sin mayor conexión con la historia de la población. Muchos de los fundadores del lugar fallecieron. Eran los años 90. Como en todo Chile, la desidia, el desinterés, la apatía, también se instalaron allí.

Hasta marzo de 2009. Fue entonces cuando Hernández y David Villarroel (su concuñado), junto a un grupo de vecinos, emprendieron un proyecto que en pocos meses cumplirá cinco años. Había que rescatar el barrio. “No podíamos seguir esperando”, recuerda Hernández.”Ya habíamos esperando cincuenta años y lo único que pasó fue que la población estaba cada día más fea y más pobre”.

El punto de partida fueron los muros de los edificios que daban a Departamental, que se habían convertido en lugar de rayados y afiches que se superponían unos sobre otros sin control en una atroz contaminación visual.

Primero quisieron hacer un mural con amigos de Villarroel, un ex brigadista, previa consulta a los vecinos. Después imaginaron uno más grande. Luego se entusiasmaron con llenar las paredes de edificios completos. El proyecto ya estaba en marcha.

Una herramienta

“El arte callejero se convirtió en la herramienta principal, la más creativa y la más eficiente para poder dar la lucha y poder reactivar nuestra población que se estaba muriendo”, dice Hernández. “Queríamos buscar una inmunidad, una burbuja que por un lado nos diera una sobrevida y llamara la atención mediáticamente, pero que también nos permitiera generar lazos” o lograr debatir temas como el impacto del Golpe militar y la dictadura en el barrio, algo que nunca se ha hecho.

“El tema del mural se convirtió en nuestro aliado, en nuestro mejor amigo. Las alianzas, los cariños, las lealtades que se han ido generando” con la visita de cada artista “nos han ido dando una estructura cultural de contactos cada vez mayor”, agrega.

Entre medio hubo que constituir un centro cultural (Mixart) con personalidad jurídica para postular a fondos, que luego se obtuvieron de manera épica en 2010: postularon a última hora, sin que nadie los conociera, y ganaron. “Sin el Consejo de la Cultura y el Fondart no hubiéramos podido hacer nada”, resalta.

Partieron con diez murales gigantes, en los blocks que dan hacia Departamental, como una “vitrina” para poder vender la idea y recolectar fondos, según Hernández. Ya llevan más de treinta, ahora muchos de ellos ubicados en el interior de la población, “donde fluye nuestra sangre”, según agrega. Murales que, entre otros, han logrado que vecinos que no habían pintado su muro en cincuenta años ahora lo hagan, sin que nadie se lo pida, en un verdadero efecto “bola de nieve”.

Fotografía de archivo personal

Encuentro generacional

“La experiencia del Museo es interesante porque hemos unidos el muralismo con el graffiti, que antes estaban separados”, destaca el renombrado muralista Alejandro “Mono” González, curador y director de arte de la entidad, en referencia al origen “comunista o rojo” del primero y “yanqui” del segundo.

Para González, el Museo ha servido así como puente generacional entre artistas como él, miembro fundador de la Brigada Ramona Parra, y los más nuevos como Salazart, un graffitero vecino del barrio y autor del primer mural, que retrata a Los Prisioneros, la emblemática banda de San Miguel.

Asimismo, el graffiti, que antes llegaba desde afuera, ahora hace el camino inverso: muchos artistas chilenos están saliendo al exterior para crear en otros países latinoamericanos o de Europa, según cuenta González.

El impacto no se queda allí. González cuenta que hay conversaciones con el Metro para realizar un mural en la estación de Departamental (están en busca de financiamiento), de forma que para los visitantes la entrada al Museo esté allí mismo, como inicio de un fantástico “circuito turístico y cultural”. “El valor agregado acá es cómo se ha revalorizado la población”, dice.

“Nunca pensamos hasta dónde íbamos a llegar”, comenta Patricio Albornoz, otro de los que estuvo en el proyecto desde el principio, y que destaca el valor que alcanzó el contacto con los vecinos y sus opiniones en los bocetos. “Eso hizo que se empoderaran más del espacio. Ahora la gente quiere que le pinten más”.

Otra cosa importante que destaca es que el Museo funciona ahora como verdadera galería de los muralistas y graffiteros de Chile, “muchos de los cuales ya levan más de veinte años pintando en la calle”. Además se ha convertido en un referente positivo tal que su ejemplo comienza a ser replicado en otros lugares de Santiago, como en el Museo a Cielo Abierto en La Pincoya y otro proyecto en San Bernardo.

En San Miguel, la intervención en más de 3.500 metros cuadrados de más de 70 artistas –no solo artistas nacionales, sino también de países como Brasil, Argentina, Colombia, Francia y Bélgica, entre otros- no solo dio origen a un centro cultural, sino también a un sitio web, un calendario, dos recitales históricos (Sol y Lluvia, por un lado, y Chico Trujillo, en medio de un legendario apagón), un libro y un documental (y un premio nacional del Minvu).

“La población se salvó, y ni siquiera hemos terminado el trabajo”, concluye Hernández, que sueña con convertir una fábrica abandonada en Departamental en sede de Mixart y con recuperar otros espacios del barrio como los minianfiteatros.

“Hace cinco años no había interés en nada y ahora hay una necesidad que raya en la urgencia en algunos vecinos para que se les haga algo. Pintamos una sede y se nos acercan de otra para preguntar por qué a ellos no. Te piden. Te exigen…”

Larga vida al Museo…

Museo a Cielo Abierto de San Miguel from Museo a Cielo Abierto on Vimeo.

Elije Cultura “Museo a Cielo Abierto en San Miguel”

El proyecto muralista, llamado Museo a Cielo Abierto en San Miguel, nace en el mes de marzo del 2009. Este Museo se ha convertido en un expresión colectiva de arte callejero en Chile, donde comparten escenario y se entremezclan las técnicas del muralismo y graffiti con obras originales desarrolladas por los principales exponentes nacionales e internacionales, consagrados y emergentes, quienes aceptaron además que sus creaciones fueran previamente validadas por los vecinos residentes

  • Todo público
  • ¡ Gratis
  • Se puede visitar todos los días del año.
  • Elige Cultura
  • Colección permanente

  • Museo a Cielo Abierto en San Miguel San Miguel,  Región Metropolitana de Santiago.

 

Crédito: eligecultura.gob.cl

Museo a cielo abierto en San Miguel

El interés de los residentes y la necesidad de detener y eliminar el deterioro de los edificios de la población San Miguel, producido por rayados y afiches, fueron el motor de esta iniciativa ciudadana que el Centro Cultural Mixart hizo suya, transformando el vecindario en un verdadera galería de Arte Público de acceso gratuito, sin restricciones de días y horarios para el disfrute de la comunidad, transeúntes y visitantes del lugar.

Hoy el proyecto Museo a Cielo Abierto en San Miguel se ha convertido en la mayor expresión colectiva de arte callejero en Chile, donde comparten escenario y se entremezclan las técnicas del muralismo y graffiti con obras originales desarrolladas por los principales exponentes nacionales e internacionales, consagrados y emergentes, quienes aceptaron además que sus creaciones fueran previamente validadas por los vecinos residentes de cada muro lo que le agrega un plus de participación único y que además permite generar un sentido de pertenencia con el mural y su entorno.

Lanzan libro sobre una veintena de murales de la comuna de San Miguel

Una de las pinturas inmortalizó a los integrantes originales del grupo musical Los Prisioneros.

González, Narea y Tapia quedaron inmortalizados en las calles de San Miguel. La formación original del grupo musical Los Prisioneros sirvió de inspiración para el primer mural del proyecto Museo a cielo abierto de San Miguel. Se trata de una veintena de murales, de más de ocho metros de alto, pintados a lo largo de la Avenida Departamental, a unas cuadras de la Autopista Central.

La iniciativa comenzó con la obra en honor a los músicos sanmiguelinos para ganar la confianza de los vecinos, quienes debían prestar las paredes ciegas -sin ventanas- de sus edificios para convertirlas en una galería de arte en la vía pública.

Después de la banda chilena, llegaron a los muros personajes populares del barrio, como el feriante “Pajarito”, la mitología chilota, íconos indígenas y un niño inspirado en Luchín, protagonista de una de las can- ciones más populares de Víctor Jara.

El museo al aire libre comenzó a germinar en 2009, luego de una conversación entre los dirigentes vecinales Roberto Hernández y David Villarroel, para celebrar los 50 años de existencia de la población que se llama igual que la comuna, San Miguel.

Tres años después, y para guardar un testimonio de esta obra pictórica, uno de sus creadores y miembro de la Brigada Ramona Parra, Alejandro “Mono” González, llamó al diseñador y comunicador gráfico Jorge Soto Veragua para encargarle la tarea de hacer un libro sobre estas obras murales.

El diseñador ya ha creado 18 textos relacionados con la comunicación gráfica y el patrimonio visual local. El libro Museo a cielo abierto en San Miguel tiene 500 ejemplares y es un proyecto financiado por el Fondart del año 2010. Incluye en sus 100 páginas una breve historia ilustrada del muralismo en Chile y una descripción de este proyecto artístico.

También contiene una reseña de la población San Miguel, con 41 blocks de departamentos y unos 6.500 habitantes. El grueso de la obra muestra las 21 paredes- lienzos.

“Fueron creados dos murales más después de la edición de este libro y se espera que lleguen a ser unos 30. Son muchos los artistas que desean ser invitados a participar de forma gratuita, sólo por ser parte de esta obra”, comenta el autor del libro.

Algunos muralistas que participaron en el proyecto fueron el belga Roa, el francés Seth y la chilena radicada en Holanda Kata Núñez.

Según Jorge Soto, un aspecto interesante a considerar en el libro es el hecho de que en este museo abierto se mezclan la técnica del aerosol con la brocha y el pincel.

“Es decir, en el equipo conviven varias generaciones, desde la Brigada Ramona Parra hasta el hip hop”, dice Soto.

Junto con la edición del libro, el proyecto contempla un documental y un sitio web con los murales. Los 500 ejemplares del libro serán distribuidos por el Centro Cultural Mixart (Carlos Edwards 1502, San Miguel), durante el próximo mes de marzo.

Créditos: Carlos Reyes |La Tercera